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A pesar de los avances, la malaria continúa afectando a la vida de muchas personas
Sentado en el pequeño patio de su casa, Adama Kone, responsable del poblado de Bougoula, en el suroeste de Mali, y su consejo de ancianos debaten sobre la importancia de la investigación sobre la malaria que se están llevando a cabo en la zona. Cuando se les pregunta si han padecido malaria alguna vez, Kone y sus consejeros estallan en carcajadas. Explican que sufren la enfermedad todos los años, y escenifican tener vómitos y diarrea.

En África, una vez que has cumplido los 5 años, te conviertes en un superviviente. Es inevitable pensar en todo el talento que hemos perdido a causa de la malaria.
- Abdoulaye Djimdé, director del Departamento de Epidemiología Molecular y Resistencia a los Fármacos de la Universidad de la Ciencia, las Técnicas y Tecnologías de Bamako, Mali
La ligereza con la que se habla de la enfermedad en esta zona rural de Mali refleja lo común que es la enfermedad, sobre todo entre los niños. A pesar de los avances logrados en los últimos 20 años a la hora de prevenir y tratar la malaria, la enfermedad continúa teniendo un importante impacto social y económicos, sobre todo en África.
En 2016, de las 445.000 muertes que se producen al año en todo el mundo a causa de la malaria, el 91% se produjeron en África, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“En África, una vez que has cumplido los 5 años, te has convertido en un superviviente”, explica Abdoulaye Djimdé, director del Departamento de Epidemiología Molecular y Resistencia a los Fármacos de la Universidad de la Ciencia, las Técnicas y Tecnologías de Bamako, capital de Mali. “Es difícil no pensar el talento perdido a causa de la malaria.”
Fiebre y dolor
Más de 200 millones de personas contraen malaria al año en todo el mundo, según cifras de la OMS. Para aquellos que logran vencer la enfermedad, con frecuencia causa estragos en su vida cotidiana y su trabajo. Las personas infectadas se pueden ver incapacitadas por síntomas similares a los de la gripe, dolores, diarrea y vómitos que, sin un tratamiento adecuado, pueden durar días o semanas.

Las personas infectadas se pueden ver incapacitadas por síntomas similares a los de la gripe, dolores, diarrea y vómitos.
La vida en Bougoula ilustra los problemas a los que la gente debe hacer frente en una zona en la que la enfermedad es común. Es mediodía, y en una casa un grupo de chicas prepara la comida, mientras un niño vuelve a casa con un burro cargado de alimentos. Cerca de allí, dos mujeres atienden a una cabra. En el poblado, prácticamente todo el mundo colabora en las tareas diarias, y cuando alguien cae enfermo, los otros cogen el relevo.

A las importantes pérdidas económicas que se producen en todo el continente africano se añade el trastorno en la vida diaria y los medios de subsistencia.
Se calcula que, en África, los costes directos del tratamiento de la malaria, la enfermedad en sí y las muertes prematuras ascienden los 12.000 millones de dólares al año. Tres de cada 4 negocios consultados en el África subsahariana aseguraron sufrir los efectos negativos de la malaria, y el 39% los perciben como graves, según un informe del Fondo Económico Mundial.
Innovación en los medicamentos antimaláricos
Con este telón de fondo, personas como el Dr. Bakary Fofana se esfuerzan por contrarrestar el impacto de la enfermedad en África. En la clínica de Bougoula, su equipo diagnostica y trata a los pacientes que sufren malaria. El Dr. Bakary lleva más de una década investigando la malaria en Mali, y actualmente es el principal investigador de un ensayo clínico sobre una nueva combinación de fármacos experimental contra la malaria de Novartis que se está llevando a cabo en Bougoula.

Conduciendo por el centro de Bamako, entre calles repletas de vendedores que ofrecen mosquiteras de todo tipo y tamaño, el Dr. Fofana reflexiona sobre su niñez en Diafarabé, una ciudad de Mali central situada en una pequeña península formada por una hendidura en el río Níger.
“Cuando la gente contraía la malaria allí, comía árboles y raíces para tratarla”, recuerda. “Sudabas mucho.”
Ahora, en su laboratorio, rodeado de equipos de última generación y muestras de sangre procedentes de todo el país, espera que su trabajo ayude a desarrollar una nueva generación de tratamientos altamente eficaces contra la enfermedad.
Y en Bougoula, el responsable del poblado Kone está haciendo todo lo que puede para que la malaria sea más llevadera de lo que ha sido para su generación. Él y su consejo de ancianos nos explican la importancia de encontrar un tratamiento y de colaborar con los investigadores para encontrar nuevas formas de combatir la enfermedad.